Fundación ProAves – por la conservación en el país de las aves

Especies Dendroenergéticas

21 septiembre, 2007

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La leña es un recurso ampliamente utilizado que suple las necesidades diarias de energía para la cocción de alimentos y la calefacción de los hogares de gran parte de la población colombiana. Pese a que en los países desarrollados y en general en las áreas urbanas del planeta, la utilización de combustibles fósiles y otras fuentes de energía han relegado el papel de la leña como combustible, en los países en vía de desarrollo y especialmente en las zonas rurales, la leña sigue cumpliendo un papel preponderante. En Colombia la participación real de la leña en el consumo final de todos los recursos energéticos (derivados del petróleo, electricidad, carbón vegetal, carbón mineral, gas natural, bagazo de caña) se sitúa al rededor del 21% (Torres y Vallejo 1988). La leña normalmente es un recurso de fácil acceso para las personas que viven en el campo, puede recogerse y utilizarse con técnicas sencillas; incluso llega ser la única fuente de energía para los campesinos, indígenas y habitantes de los estratos más pobres, además de ser un importante recurso energético alterno a nivel urbano. No obstante, como consecuencia de las altas tasas de deforestación, que en Colombia en los últimos 25 años ha fluctuado entre las 300.000 y 600.000 has/año (Fundación Natura 2000), la rápida expansión de la frontera agrícola y pecuaria, junto con el crecimiento demográfico y la pobreza rural, nuestro país enfrenta situaciones de escasez en el abastecimiento de leña (Montalembert y Clement 1983, Torres y Vallejo 1988, Beaumont 2001). En los casos donde la cobertura arbustiva no alcanza a satisfacer las necesidades de los pobladores rurales y urbanos, la presión sobre la biomasa leñosa para la obtención de combustibles incide negativamente en el equilibrio ambiental y en el bienestar económico y social de los usuarios dependientes de estas fuentes. En la zona Andina, por ejemplo, la gran concentración de población humana, que reúne entre el 70 y 80 % de la concentración total del país y el uso intensivo de los recursos naturales han generado un gran impacto en la diversidad biológica de esta región. Así, por el efecto de la deforestación, más del 30% de la cobertura forestal silvestre del país ha sido destruida (Fundación Natura 2000). El bosque de Roble ({Quercus humboldtii}) es uno de los hábitat más amenazados en los Andes del norte y alberga una de las avifaunas seriamente amenazadas y especializadas de la región.

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